La llegada del alquiler turístico añade algunas ventajas significativas a la inversión inmobiliaria. Y estas ventajas no siempre están aprovechadas.

Para una inversión con destino de venta.

Hace unos años el proceso típico de inversión inmobiliaria con destino de venta era el siguiente: invertías en una inmueble, lo arreglabas y adecuabas a los nuevos estándares de calidad, y lo comercializabas. Y hasta que se perfeccionaba la compra-venta no tenías ingresos. Pero con la llegada del alquiler turístico esto ya no es así.

Puedes adquirir un activo, reformarlo, adaptarlo a las necesidades actuales y ponerlo a la venta… Pero, mientras tanto, puedes ponerlo en alquiler turístico y recibir unos pequeños ingresos.

Poner un activo que está en venta en alquiler turístico tiene varias ventajas:

  • La evidente de «rentabilizar» la inversión mientras no se produce la venta.
  • Tener el activo «en uso». Es decir tienes el activo limpio, decorado, y con «las camas hechas«, lo que lo hará más atractivo para su comercialización.
  • El activo estará «en rentabilidad». Podrás ofrecer un track record a un posible interesado en adquirirlo como inversión en alquiler.
  • Y hay una última ventaja, que todavía no se está utilizando pero que tendrá en especial importancia: la capacidad que le ofreces a tu cliente de «probar» la que será la mayor inversión de su vida. Porque, realmente, no tiene mucho sentido que puedas probarte una chaqueta o unos zapatos, y no puedas probar la casa en la que vas a vivir…

Para una inversión con destino de alquiler.

El alquiler turístico o de temporada mejora la rentabilidad en alquiler. Mientras que el alquiler tradicional está generando un 4,0% o 4,5% bruto, que es el equivalente a un 3,5% neto, el alquiler de turístico y de temporada está generando un 5,0 – 5,5% neto, según los datos de los expertos locales en alquiler turístico de Anfitriona.

Y además de mejorar esta rentabilidad por alquiler no «te ata» cinco o siete años…

La inversión «apalancada».

Por último, la inversión inmobiliaria suele estar apalancada. A veces, la necesidad imperiosa de pagar las cuotas de la financiación obliga a bajar el precio para apremiar la venta o el alquiler.

El alquiler turístico te permite tener algunos ingresos mientras no se encuentra al «cliente perfecto». Así, al tener ingresos que ayuden -o asuman la totalidad- de las cuotas de financiación, la venta no es tan urgente por lo que puede mantenerse el precio previsto, por lo tanto la rentabilidad.

Realmente, la aparición del alquiler turístico añade ventajas a la inversión inmobiliaria. Y en el Casco Vello hay buenas oportunidades.